La mayoría de las quejas que tienen las parejas cuando deciden ir a terapia se relacionan con las incompatibilidades. Estas se generan por dos antagonistas: las similitudes y las diferencias entre ambos
Aquellas áreas en las que la pareja son similares pueden acabar originando una competición, como por ejemplo el que ambos estén muy apegados a la familia de origen. Respecto a aquellas áreas donde la pareja son diferentes, originan necesidades sin cubrir, por ejemplo las diferencias en las necesidades sexuales.
Desde la Terapia Integral de Pareja, el problema no son las incompatibilidades; que son inevitables en la relación, sino cómo se manejan. Una de las formas que afrontan esa incompatibilidad es a través de la coerción. Esto implica que uno de los miembros de la pareja aplica estimulación aversiva hacia el otro, por ejemplo chantaje emocional. Manejar estas incompatibilidades de forma coercitiva genera patrones de interacción que empeoran la situación de la pareja.
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